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Un libro es un buen amigo

Mafalda 3 — Quino

Sobre todo en pandemia

Los inicios de la emergencia sanitaria originada por el Covid-19 en el innombrable 2020 provocaron una serie de compras de pánico. Mientras algunos corrían a los almacenes más cercanos a comprar víveres y papel higiénico con el fin de tener provisiones para lo que se suponía sería un encierro de “4 ó 5 meses máximo”, otros decidieron ir a las vinaterías a vaciar sus estantes por miedo a la posibilidad de una ley seca. Para mi grupo de amigxs, el temor por quedarnos sin material de lectura produjo pánico y, debo admitirlo, un poco de inquietud: “¿qué íbamos a hacer con tanto tiempo libre?”.

Coloco la interrogante entre comillas, ya que pronto descubres que entre el trabajo, las tareas del hogar, cocinar, hacer ejercicio diario… o al menos intentarlo, entre otras actividades para aquellos que son padres de familia; te das cuenta que ya son las once de la noche, no has leído ni una página y mañana debes levantarte temprano para repetirlo todo de nuevo.

El confinamiento ha cambiado, sin duda alguna, la manera de vivir y, por lo tanto, la de leer. Además de nuevas posibilidades en la manera de trabajar, de estudiar y de relacionarnos con quienes nos rodean han provocado que las videoconferencias y clases en línea sean el pan de cada día, propiciando que la mayor parte del día nos encontremos frente a una pantalla. Esto no quiere decir que tengamos que resignarnos a una vida de espaldas encorvadas y visitas constantes a la cocina.

Si ya estamos pasando la mayor parte de nuestro tiempo acompañados de algún dispositivo, en lugar de verlo como algo fastidioso y cansado, podemos indagar dentro de sus aditamentos e implementarlos en nuestro día a día. ¿Cómo es esto aplicable en el caso de la lectura?

No es noticia nueva que desde hace un par de años se comenzó a frecuentar el uso de los nuevos formatos para leer. Los ebooks y audiolibros rápidamente han construido su camino hacia nuestros hogares en los últimos meses. Camino que se ha consolidado gracias a la situación, accesibilidad y diversidad que poseen, ya que puedes tener un catálogo de cientos de libros en la palma de tu mano.

Con todo, si eres amante de los libros físicos eso no implica que debas abstenerte de comprarlos. ¡Las librerías necesitan de nosotros! Y aceptémoslo, nosotros de ellas. Sólo no descartes la posibilidad de hacer uso de estas herramientas digitales. Tal vez incluso te puedan ayudar a jerarquizar tu lista de lecturas pendientes y descartar las menos atractivas.

No sólo debemos quedarnos en la transmutación a lo digital por parte del material de lectura, sino ir más allá y ampliar nuestro panorama. Reanudar o iniciar el hábito de la lectura durante la pandemia puede que haya nacido con la intención de pasar el tiempo, actualizarse en algunos temas o aprender otros nuevos, pero pronto comenzaron a apreciarse más aspectos positivos de frecuentar la lectura.

Si bien, son conocidos los beneficios de la lectura a nivel intelectual, ahora han salido a relucir los aspectos que brinda a la salud mental durante esta época de sedentarismo y zozobra. Y que si se lo permites, esta actividad puede ser una gran aliada durante esta nueva normalidad.

Mientras deslizamos nuestros ojos por las líneas nos encontramos en una situación de paz y calma ya que leer reduce los niveles de estrés y ansiedad. Los libros se disfrutan en el aquí y en el ahora porque la mente recrea las situaciones de cada página ¡Como al vivir una situación real! Y por si fuera poco, la relajación que nos produce esta actividad facilita la conciliación del sueño.

Produciendo así, un cambio de perspectiva en la manera en que se lee, tal vez ahora tengamos miles de títulos a un clic de distancia, pero lo que realmente importa es todo ese cambio que produce en nosotros cuando convertimos a la lectura en parte de nuestra vida diaria.

Conforme aumenta el tiempo de encierro y la rutina se vuelve cada vez más densa, me he sorprendido con la cantidad de artículos, videos e imágenes donde se recomienda el hábito de la lectura.

Se han preguntado ¿por qué ha tenido tanto éxito esta actividad en pandemia?, tengo la teoría de que mucho está relacionado con la imagen con la que inicia este artículo. Es una tira del famoso personaje de Quino y de la cual me gustaría retomar la frase que menciona Mafalda: “Un libro es un buen amigo”, claro que después tenemos a un incómodo Miguelito tratando de iniciar una conversación con su nuevo amigo.

Sin embargo, el modelo educativo actual se ha encargado de que este consejo no pueda ser aplicable en un buen número de personas. Debido a que el sistema está diseñado para saturar de información “importante” a las generaciones más jóvenes e insisten en acompañar dicho aprendizaje con una serie de libros. Libros llenos de datos interesantes que reforzarán lo aprendido en la escuela, pero que fácilmente pueden causar hastío por la connotación de obligación que los acompaña.

Aunque los consejos son para la situación en pandemia, fácilmente pueden replicarse para cuando todo termine, produciendo como resultado que la inmersión en el mundo de los libros sea más agradable, además de lograr lo que menciona Mafalda: ver a un libro como un amigo y ¿quién de nosotros no ha necesitado la presencia de un amigo durante esta época?

La vida en confinamiento ha traído nuevos desafíos que llegaron para quedarse. Evidenciar la importancia de la salud mental y la lectura como un medio para cultivarla es uno de ellos. Saber que las páginas de un texto, una historia, de un artículo o un cómic nos aguardan y que son más que solo un requisito académico, que nos harán más sensibles, más creativos y, sobretodo, que nos harán sentirnos mejor, son habilidades que exportaremos de las páginas y nos acompañarán hasta en la vida profesional.

Propiciar esta mentalidad desde una edad temprana ayudará a que esa extensa lista de beneficios que trae consigo la lectura sea aplicable en futuras generaciones. Muchos de nosotros hemos sido educados con esta mentalidad de que los libros son una montaña infinita de letras que debe ser leído por nuestro bien, siendo el medio para un fin: saber más.

Ahora, es el momento indicado de cambiar esta línea de pensamiento, busquemos libros sobre los temas que nos interesan, creemos hábitos de lectura, sintamos curiosidad por todos aquellos libros que nos aguardan, descartemos los que no llamen nuestra atención, aprendamos de otras cosas que no tienen que ver con nuestro trabajo, todo suma.

Pero sobre todo tengamos paciencia con nosotros mismos en este nuevo comienzo y sumerjámonos en un océano de libros, salvaguardemos nuestras mentes entre las páginas de nuestros nuevos amigos y especialmente no olvidemos llevar con nosotros a las generaciones más jóvenes para que encuentren este camino lo más pronto posible.

Sí, tal vez suene un poco descabellada o tierna la idea de ver un libro como un amigo. Pero mientras escribía las líneas de este artículo recordé la obra de “El Castillo” del artista mexicano Jorge Méndez Blake, algunos de ustedes la conocerán como “El impacto de un libro”. Es una estructura construida por ladrillos y en la base se encuentra un libro: El Castillo de Franz Kafka, el cual crea un cambio en la monotonía de la construcción.

Esta alteración representa esa transformación que tan desesperadamente necesitamos en la rutina de nuestras vidas, en cómo se rige la sociedad, hasta en algunos modelos que dirigen este planeta, ¿y cómo se acciona? Leyendo.

“El Castillo” — Jorge Méndez Blake
“El Castillo” — Jorge Méndez Blake

Si durante este confinamiento, te has sentido improductivo o incapaz de cambiar al mundo, aquí está una misión para ti: desde nuestras trincheras, que ahora llamamos hogar, seamos ese personaje, seamos K.

Acerquémonos a los libros y cambiemos nuestro pensamiento respecto a ellos, démosles la oportunidad de abrirnos un mundo lleno de posibilidades. Seamos los creadores de una nueva cultura, rompamos el molde de lo que conocemos, que hasta el momento, funciona, pero ¿por cuánto tiempo más?

Es probable que en el camino te encuentres con tu nuevo mejor amigo, que quizá no responda inmediatamente a todas esas interrogantes que tienes en tu cabeza y que tanto pesan en tu mente y en tu corazón, pero te aseguro será un fiel compañero en todo momento.

No te mentiré, el viaje para encontrarlo puede que no sea fácil, tal vez inclusive, no llegue pronto o no te dará las respuestas de la manera que esperabas, pero con cada libro que decidas leer será un paso más cerca de encontrarlo… y te aseguro que él también está esforzándose por encontrarte.

En Uncommon, con el objetivo de crear un punto de encuentro sobre temas actuales que pueden ser delicados de abordar, decidimos comenzar un club de libros, un espacio seguro para sacar a colación estos temas que nos impactan a todos y que deben formar parte de la cultura de toda empresa. Así que, si no sabes por dónde empezar, te comparto los que llevamos hasta el momento, esperando encuentres en alguno de ellos un buen amigo para pasar un rato ameno durante este confinamiento.

¿Qué actividades has implementado para reforzar la cultura dentro de tu empresa? Si tú o tu organización están en busca de nuevas maneras de generar una cultura, escríbenos a: lonuevo@noescomun.com

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